HISTORIA
El taller JATAFARTA abrió sus puertas en 1998 en Galicia y actualmente ocupa un espacio en Santiago de Compostela. Se dedica, fundamentalmente, a la producción y diseño de objetos de cuero, sobre todo complementos y piezas de decoración y en las que en ocasiones introduce otros materiales. Aproximándose a la idea de laboratorio, intenta realizar un trabajo centrado en la búsqueda y en el estudio de las diferentes técnicas del oficio, del uso de nuevas tecnologías, pero también de las posibilidades de materiales y formas. Optimizar y adaptar los recursos para hacer un trabajo más sostenible y responsable, y ajustarse a los parámetros de creatividad, calidad y contemporaneidad, son las premisas en las que se apoya este proyecto.
Paralelamente al desarrollo de su actividad también lleva a cabo labores de promoción y venta directa para lo cual participa en numerosas ferias y exposiciones, no solo en Galicia y el resto del estado, sino también en el extranjero. Estocolmo, Milán, Londres o países como Alemania son algunos de los lugares visitados por el taller. Sus piezas también fueron mostradas en concursos como el Antón Fraguas, donde el conjunto de espejos “Celia” fue seleccionado como finalista en la modalidad de artesanía contemporánea..
Hoy, sus creaciones se distribuyen tanto en pequeños comercios, fiel a su filosofía del respeto por el trabajo bien hecho y las compras de cercanía, como en su página web, consciente de la importancia de llegar lo más lejos posible.
El taller también está inscrito en el registro General de Artesanía de Galicia y se puede encontrar bajo el paraguas de la marca Artesanía de Galicia.
MATERIALES
Se utilizan materias primas de primera calidad, pieles de curtido vegetal a base de taninos naturales elaborados mediante procesos artesanales y tradicionales gracias a los que el cuero crudo se convierte en un material que perdura en el tiempo respetando al medio ambiente.
FILOSOFÍA DE TRABAJO
En un marco social caracterizado por la urgencia, los centros comerciales y el consumismo frenético, despersonalizado y perecedero, urge que seamos sensibles y que concienciemos al público. Teniendo en cuenta la ética ecológica, el aprovechamiento de los recursos y buscando garantizar y conservar la dignidad laboral, la artesanía se presenta como una esperanza de cambio: “cada vez encuentro más esperanza en las formas de hacer artesanales, ya que protegen valores como la calidad, la pequeña escala, la exclusividad, lo local, el trabajo cuidado, la creatividad y las formas de uso responsables”.